Los 3 disfraces del enojo

26.06.2019

"Si estas memorias son desagradables, especialmente para nuestra auto-estimación, las modificamos. Como dijera Nietzsche 'La memoria y el orgullo estaban luchando. La memoria dijo: 'fue así' y el orgullo respondió: 'no pudo haber sido así', y la memoria se dio por vencida".

- Fritz Perls

Con ayuda de esta frase de Perls citando a Nietzsche fue que pude comprender la dificultad que puede llegar a existir en un momento determinado para vivenciar la emoción del enojo. Ya que, es decir, ¿por qué no simplemente aceptarlo, sufrirlo y superarlo?, ¿por qué tanta insistencia en "dejarlo ir", en "no tomártelo personal", "no dejar que te afecte" y en todas esas frases que se escuchan por la vida?. La respuesta a lo anterior tiene origen en los aprendizajes que adquirimos en la sociedad y en cómo precisamente se nos inculca que "debemos ser fuertes" y "una persona fuerte no se deja afectar por los problemas". 

El enojo se esconde con el fin de evitar causar dolor y esto en teoría suena bastante práctico, ¿por qué entonces no resulta conveniente en la vida real?. La respuesta: la bioenergía. Las emociones implican el desencadenamiento de una serie de procesos neuroquímicos en el cerebro, lo que significa que las emociones son energía y como nos dice la primera ley de la termodinámica respecto a la conservación de la energía: "la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma"; con base en lo anterior es fácil comprender como si no "drenamos/ vaciamos/ depuramos" la emoción por medio de la vivencia, esta se va a manifestar en forma de alteraciones físicas las cuales conocemos como enfermedades.


A continuación te explico los 3 principales disfraces del enojo:

1) Culpa: es curioso pero en ciertas ocasiones el enojo se disfraza del sentimiento de culpa, generando una sensación de incomodidad ante el hecho natural en sí de sentir esta emoción, lo que resulta ser bastante cruel, ya que la verdad es que no es posible elegir sentir o no las emociones, pero sí lo es decidir qué hacer con ellas y cómo mediarlas. 

La verdadera culpa se basa en el arrepentimiento y pidiendo perdón, arreglando las cosas en medida de lo posible, aprendiendo de las equivocaciones o teniendo resignación ante algo que no se puede cambiar son formas en la que podemos recuperar el alivio. En cambio la "falsa culpa" solamente te hace sentir cada vez peor y peor y peor, por más que intentes disculparte, arreglar las cosas o tratar de lograr que algo no te afecte. La sintomatología extrema de este disfraz es lo que se conoce como trastornos de ansiedad.

2) tristeza: el enojo muy comúnmente se viste de tristeza, generando una sensación de desvalimiento, falta de fuerza, debilidad, etc., lo que imposibilita poder reconocer y vivenciar la emoción de manera adecuada. 

La verdadera tristeza viene y se va sola, no es necesario forzarla, las lágrimas son espontáneas y el llanto resulta liberador. En cambio, el enojo vestido de tristeza hace que se generen conductas hacia uno mismo que por sí mismas llevarían a la tristeza (o serían manifestaciones de la misma) pero teñidas de ese matiz dañino que tiene el enojo, tales como alejar a los otros, aislarse, no tener hábitos saludables, tener conductas de riesgo, autolesivas, disminuir el desempeño escolar o laboral, etc. La sintomatología extrema de este disfraz se conoce como trastorno depresivo o depresión.

3) nada: El disfraz más versátil del enojo es la nada, ya que si no hay nada, ¿qué podría resolverse?. Este disfraz genera una sensación de aparente bienestar, ya que su objetivo es pasar completamente desapercibido. Cuando el enojo se viste de nada utiliza frases bastante significativas para que su fachada no sea descubierta y evitar sentir dolor e incomodidad. Estas frases son variadas y se adaptan a lo que a cada uno de nosotros nos hiere el orgullo para de esta manera poder convencernos. Por ejemplo:

"No es nada: (completa la frase con las expresiones que se encuentran a continuación) ".

*es solo algo de enojo/ además no te puedes quejar, es tu responsabilidad/ todo está bien/ no tiene caso/ tus emociones no valen/ tú no tienes derecho a sentirte molesto/ las personas fuertes no se dejan afectar por los problemas/ no seas exagerado/ ánimo, todo va a estar bien/ no pasó nada/ enojarse hace daño a la salud, etc.  


Entonces, ¿cuál es el problema de no ver al enojo a la cara?. Con base en un inadecuado manejo de esta emoción pueden comenzar a manifestarse síntomas tales como:

- la cada vez más común depresión

- la tan temida ansiedad

- manifestaciones psicosomáticas, tales como dolor de cabeza, fatiga excesiva, infecciones crónicas, insomnio, malestares estomacales (como lo son las úlceras, agruras, reflujo) e incluso la manifestación de herpes.

- conductas de riesgo, dañinas o autolesivas, incluido el abuso de sustancias

- a nivel existencial podremos encontrar a la clásica persona "amargada" y que siempre está de mal humor. Las personas que en léxico popular tienen "mala vibra" o las tan hoy actualmente nombradas "personas tóxicas".


Yo comprendo lo difícil que es aceptar el enojo ya que como les digo a mis pacientes "aceptar el enojo es aceptar que algo que no nos agrada sí ocurrió", aceptar el enojo es aceptar que algo sí dolió, sí afectó, sí generó impacto, sí nos dañó, etc. Es de suma importancia recordar y comprender que todos somos diferentes y que no todos reaccionamos de la misma forma ante las cosas que pasan en la vida y es normal y está bien. 

Toda ésta información que te comparto es la que me ayuda a comprender mis propios enojos para poder superarlos al igual que a entender los enojos de los demás para apoyarlos en terapia. La pregunta clave es: 

¿Esta información te ayuda A TÍ a que tengas más consideración para comprender TUS propios enojos para poder superarlos?

Si la respuesta es sí, ponte en contacto conmigo, ¡estoy esperando leerte! :D 

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